Mantener un círculo de amistades y buena comunicación son rasgos que caracterizan a un líder, sin embargo, todos conocemos personas que están en posiciones de liderazgo y no saben comunicar ni tampoco socializar. ¿Las pobres destrezas sociales afectarán la efectividad del líder con su equipo de trabajo?

La realidad es que si no posee las habilidades para comunicar, esto se reflejará en mal entendidos, pérdidas de tiempo, trabajos que se tendrán que repetir, falta de dirección y pobre empatía en el grupo de trabajo.

La pobre empatía y “rapport” (conexión) del líder con su equipo de trabajo difícilmente mantendrá motivado al grupo. Estas destrezas de empatía y “rapport” están relacionadas con la inteligencia emocional del líder, pero sobre todo, con una función ejecutiva del cerebro llamada flexibilidad cognitiva, destreza asociada a la solución de problemas y perspectiva social. Es decir, la persona que tiene mayor flexibilidad mental tiene, a su vez, mayores destrezas sociales ya que su cerebro desarrolla la capacidad de adaptarse, buscar opciones, no obsesionarse con un solo método de lograr las cosas y por lo tanto crea relaciones duraderas.

El líder que no ha desarrollado la flexibilidad cognitiva tiene una tendencia a la soledad, evita estar en grupos, incluso preferiría visitar un gimnasio de madrugada o las horas donde menos gente lo frecuenta con tal de no tener que entablar una conversación con alguien.

En nuestro artículo anterior titulado “¿Liderazgo Personal = Liderazgo Empresarial?” explicamos como la corteza orbitofrontal del cerebro puede recibir una información incorrecta, proveniente de la corteza paracingulada que guarda las experiencias, creencias y valores más recientes, que al ser sobre analizada o pobremente analizada, puede crear un “error” y hacer que finalmente se vea reflejado en pobre manejo emocional, incapacidad para establecer relaciones sociales y frialdad al comunicar y tomar decisiones de grupo que evidentemente no siempre serán positivas.

La buena noticia es que aunque existen personas en posiciones de liderazgo sin haber desarrollado estas destrezas sociales, siempre habrá espacio para mejorar y adquirir nuevas habilidades. Los estudios comprueban que aunque nuestro cerebro nace con las habilidades cognitivas, necesitamos exponerlas y estimularlas constantemente para que puedan ser desarrolladas hasta su máximo potencial, entre ellas, las destrezas sociales y la inteligencia emocional. Estas funciones pueden obtenerse a través del entrenamiento, deportes, procesos de coaching dirigidos a mejorar y desarrollar destrezas de liderazgo y sobre todo, a través del esfuerzo consciente del líder.

No existen fórmulas mágicas, ni la píldora ”NZT” de la famosa película “Limitless” para mejorar las funciones cerebrales. Lo probado científicamente, es la exposición a distintos ejercicios, la meditación, e incluso, procesos de planificación estratégica que estén relacionados a las destrezas a mejorar.

Cuando se trata de efectividad, eficiencia y optimización de los equipos de trabajo, son necesarias las destrezas sociales, la habilidad del líder para influenciar al grupo, para motivarlos, mantenerlos enfocados y sobre todo hacer que produzcan para la empresa. Tener una posición de liderazgo no siempre es sinónimo de ser líder, se requieren destrezas sociales y las altas funciones ejecutivas del cerebro desarrolladas para poderse llamar líder.

Me gustaría cerrar este artículo con algunas recomendaciones para mejorar las habilidades sociales.

  1. Ser flexible con las opiniones de los demás.
  2. Escuchar atentamente con tu expresión fisiológica.
  3. Evitar los pequeños diálogos internos mientras nos hablan.
  4. Evitar que nuestro cerebro utilice sus viejos patrones (los estudios comprueban que nuestro cerebro toma decisiones 7 segundos antes que nosotros las tomemos).

Autor: Joel Acevedo Nieto, PhD

Presidente de iQ Neuroscience Solutions

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