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El artista Boyer Tresaco presenta, bajo la técnica «reproducción hiperrealista de escultura hiperrealista» y con título «WOKE, 230 años de feminismo», a una mujer real, cuyas características y dimensiones se describen: Nombre: Bea. Mujer, 22 años, peso: 56 kgs, dimensiones: 176 x 45 x 34 cms. En sus manos un cartel en el que se lee: «NEVER SURRENDER»

La galería Theredoom, que ya realizó el 2001 en Barcelona la primera venta de una escultura invisible de Boyer Tresaco, expone esta vuelta de tuerca sobre el concepto del objeto artístico u obra de arte y plantea una reflexión sobre la identificación del arte y de dicho objeto artístico, como identidad real o irreal.

Tal como Tresaco reflejara en su ensayo «EL ARTE NO ES ARTE y la verdad es oculta», el arte, si está, no es. Pero esta afirmación dirigida al objeto, muy a su pesar, parece actualmente querer discurrir en realidades muy diferentes. Se está intentando deshabilitar los logros de más de dos siglos de lucha de los movimientos feministas por los derechos de la mujer, mediante la absoluta disolución de su propia existencia en el líquido transgénero. 

El citado cartel que incluye la escultura -NEVER SURRENDER- impele y reclama el derecho a la resistencia. «Podremos cosificar un objeto artístico», de hecho, como dice Tresaco, «es lo que procede, pero nunca a un ser vivo y mucho menos a una mujer, que ha conseguido su estatus quo, no solo por el hecho de «ser» sino también por haber tenido que luchar por ello durante siglos». Esta escultura, dice el artista, «desea constituir una humilde aportación a esa inquebrantable voluntad de resistencia».

En este año 2023, se cumplen 230 años desde que la feminista Marie Gouze, que bajo el seudónimo Olympe de Gourges publicara Derechos de la Mujer y la Ciudadana, fuera guillotinada. Posiblemente ahora más que nunca procede gritar: ¡NEVER SURRENDER!  ¡NUNCA TE RINDAS!

El deseo de crear de lo irreal una realidad que sustituya a la verdadera realidad, siempre fue un objetivo escondido en el arte, y ello siempre conscientes de la implícita dificultad que conlleva definir esa «verdadera realidad». El hiperrealismo en el arte no deja de ser una manifestación de este deseo, una especie de voluntad de sustitución del original por su propia copia, objetivo que en el fondo se antoja imposible, y que acaba siempre en un depurado ejercicio artesanal. Es por eso que Boyer Tresaco con el NEVER SURRENDER, ante un derecho imprescindible, vuelve al original para convertirlo en la fiel reproducción de sí mismo; a la postre, vuelve a la esencia, y por ende a lo esencial.

www.fundaciónboyertresaco.org

www.postcontemporánea.net

www.theredoom.com

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WOKE, 230 AÑOS DE FEMINISMO,

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